La túnica lujosa

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Un hombre fue invitado a comer en la mansión de unas personas muy ricas, y llegó al ágape ataviado con ropas modestas. Al instante, advirtió que los anfitriones eludían saludarlo y que los camareros evitaban servirlo.

Como vivía cerca, corrió a su casa y se vistió con una túnica muy cara y lujosa. Así volvió al banquete, donde nadie había reparado en su ausencia. A su regreso, los dueños de la casa lo recibieron cortésmente y los criados mostraron ante él grandes ademanes de respeto.

Llegado el momento de la cena, aquel hombre se quitó la túnica y la arrojó en medio de los manjares. – ¿Por qué haces eso?, le preguntaron extrañados los anfitriones. – Ha sido mi túnica y no yo la que ha recibido vuestro respeto y atenciones. Que sea ella la que se quede a comer. Dicho lo cual, aquél hombre abandonó aquella casa

Cuento sufí

 

Reflexión

Muchas veces nos dejamos llevar por las apariencias o las posesiones materiales de las personas, y buscamos encajar en círculos sociales sólo para sentirnos parte de algo.

De lo que no nos damos cuenta es de que esas personas con las que buscamos estar no nos valoran por quienes somos en realidad y, si algún día tenemos la mala suerte de perder nuestros bienes materiales, estas personas no se quedarán a nuestro lado para apoyarnos.

Debemos rodearnos de personas que vean más allá de las apariencias.

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