Un discípulo dedicado a una vida contemplativa le preguntó a su maestro: “¿Por qué es tan difícil escuchar? La gente no se escucha, y es tan fácil hacerlo”.
El maestro prometió responder si antes llevaba una jarra llena de líquido a una distancia de 100 metros sin derramar una gota, pues el líquido era muy importante. El discípulo cumplió con esmero el encargo y regresó exitoso ante el maestro.
Éste le preguntó si había escuchado cómo lo había llamado varias veces. El discípulo confesó, avergonzado, no haber escuchado nada. El maestro le respondió: ¿Te das cuenta lo difícil que es escuchar si lo único que nos importa es probarnos que somos competentes?
Dejemos de escucharnos sólo a nosotros mismos, escuchemos empáticamente a los demás. No sólo lograremos mejores resultados, sino que además contribuiremos al bienestar de las personas de nuestro entorno.
David Fischman
Esta reflexion tiene mucha razon pues saber escuchar es muy importante.
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