Por esas rarezas que acontecen en la naturaleza, un día, en forma casual, se encontraban dialogando un águila, un avestruz y una ardilla.
Cuando estos personajes se disponían a emprender cada uno su rumbo, sin tener la menor idea de volverse a encontrar, hablaron sobre sus proyectos.
El águila expresó:
-Empezaré a construir una hermosa casa en la parte más alta de un árbol.
El avestruz dijo:
-Debes estar mal de la cabeza. ¡Eso es imposible!
Nadie ha podido hacer una casa a tal altura. Yo la construiré a la sombra de un árbol.
La ardilla habló:
-Considero una locura los proyectos de ambos. No conozco a ninguno que haya podido hacer semejantes obras. Yo haré un hueco en el tronco de un árbol y allí viviré feliz.
En ese momento, una araña que se descolgaba lentamente desde una rama, se atrevió a decir:
–Las limitaciones que tenemos nos ciegan. No podemos ver más allá de lo que nuestra capacidad nos permite y eso nos hace ver a los demás como ilusos que jamás alcanzarán lo que se proponen.
Queriendo caminar un poco, la araña se confundió entre el pasto, pues allí era su casa.
Autor desconocido.
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