Una mañana de principios de primavera conocí a un granjero entrado en años. Había estado lloviendo bastante, y comenté al respecto que sin duda esas lluvias tempraneras beneficiarían mucho a los cultivos.
Mi interlocutor repuso: “No; si el tiempo favorece mucho a los sembradíos ahora, es probable que las plantas echen raíces superficiales, y entonces cualquier tormenta podría destruir la cosecha.
En cambio, cuando al principio la situación no resulta tan fácil para las plantas, necesitan echar raíces fuertes y profundas que les permitan llegar hasta donde haya agua y alimento. Así, en caso de tormenta o de sequía, tendrán más posibilidades de sobrevivir”.
Ahora, gracias a esas reflexiones, considero las épocas malas una oportunidad de echar raíces que me permitan capotear las probables tormentas en el futuro.
Jerry Stemkoski
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Quisiera recibir reflexiones de vida para explicar a estudiantes que se forman para docentes de secundaria.
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