Reflexión sobre la vida. Cuando era joven, Abil-Alsar escuchó una conversación de su padre con un devriche.
Cuidado con tus obras, dijo el devriche: piensa en lo que las generaciones futuras dirán de ti.
¡Y qué! respondió el padre. Cuando yo me muera, todo estará acabado y no me importa lo que dirán,
Abil-Alsar jamás olvidó esa conversación. Durante toda su vida se esforzó para hacer el bien, ayudar a las personas a ejecutar su trabajo con entusiasmo. Se volvió un hombre conocido por su preocupación por los demás; al morir había dejado un gran número de obras que mejoraron el bienestar de su ciudad.
En su tumba mandó grabar el siguiente epitafio:
«Una vida que termina con la muerte, es una que no valió la pena.»
Autor desconocido
Reflexión
Siempre es importante dejar nuestra huella en el mundo, no importa si solo es para nuestros conocidos. Los buenos actos que llevemos a cabo serán valiosos, aún cuando ya no estemos porque habremos ayudado a mejorar el bienestar de los demás, sin importar que parezca algo insignificante.
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