Mulla Nasrudin estaba enseñando a su hijo a ser un buen bebedor. Después de algunas copas Mulla dijo: “Ahora vámonos. Recuerda siempre, esta es la regla para parar: cuando empieces a ver que una persona parezca dos, entonces vete a casa; es suficiente”.
“Que una persona parezca dos. ¿Dónde? ¿Dónde está esa persona?”, preguntó el hijo.
Mulla dijo: “Mira, hay dos personas sentadas en esa mesa”.
Y el hijo respondió: “¡Pero si no hay nadie!”.
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Exelentes las páginas que hacen que se despierte el alma de lo material y se hagan mentes más constructivas sobre la vida.
para José:
Gracias por dejar tu comentario.
Es de esta manera tambien en la que el alma se despierta y sigue experimentando lo maravilloso que siempre tenemos en nuestras vidas.
Saludos.