Mi corazón amerita

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Mi corazón leal, se amerita en la sombra.
Yo lo sacara al día, como lengua de fuego
que se saca de un ínfimo purgatorio a la luz;
y al oírlo batir su cárcel, yo me anego
y me hundo en ternura remordida de un padre
que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego.

Mi corazón leal, se amerita en la sombra.
Placer, amor, dolor… todo le es ultraje
y estimula su cruel carrera logarítmica,
sus ávidas mareas y su eterno oleaje.

Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Es la mitra y la válvula… Yo me lo arrancaría
para llevarlo en triunfo a conocer el día,
la estola de violetas en los hombros del alba,
el cíngulo morado de los atardeceres,
los astros, y el perímetro jovial de las mujeres.

Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Desde una cumbre enhiesta yo lo he de lanzar
como sangriento disco a la hoguera solar.

Asi extirparé el cáncer de mi fatiga dura,
seré impasible por el este y el oeste,
asistiré con una sonrisa depravada
a las ineptitudes de la inepta cultura,
y habrá en mi corazón la llama que le preste
el incendio sinfónico de la esfera celeste.

Ramón López Velarde

Sobre el autor

Ramón López Velarde (1888-1921) fue un poeta mexicano nacido en Zacatecas.

Creció en una familia económicamente estable y fue educado para convertirse en sacerdote, de allí que muchos de sus poemas estén tan relacionados con la religión, pero a los 17 años dejó sus estudios seminariales en pos de la abogacía.

Su obra resalta por su lírica, aunque también tuvo éxito en la narrativa. Entre algunas de sus obras más importantes tenemos los poemarios «La sangre devota» y «el son del corazón».

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