El tigre y el saltamontes. Fábula de la tradición maya
Cuentan que hace mucho tiempo un poderoso tigre paseaba por la selva cuando de pronto escuchó un desagradable chillido. Buscó a su alrededor, pero al principio no vio a nadie.
Ante el segundo chillido, se fijó en un pequeño saltamontes que le miraba desde el suelo.
– ¿Eres tú quién grita así? ¿Cómo te atreves a molestarme, insignificante insecto?
El saltamontes, lejos de asustarse, contestó:
– Tú has destrozado con tus patas el lugar en donde iba a construir mi hogar… Me parece poco un par de chillidos…
– ¿Con que te crees capaz de responderme? ¿Acaso buscas pelea? Espera, que me entra la risa… ¡ja,ja,ja!
– Pues no sé qué te hace tanta gracia, tigre. Si quieres pelea, la tendrás… Te desafío. Mañana aquí a la misma hora. Trae a todos tus amigos y yo traeré a los míos.
– ¿Estás seguro? Mis amigos son muy fuertes…
– No te tengo miedo, tigre…
– Está bien, mañana nos vemos aquí a la misma hora.
Y así, el tigre fue a buscar a sus amigos y el saltamontes fue a buscar a los suyos. Al día siguiente, el tigre apareció a la hora indicada, acompañado por temibles animales: un león, un leopardo, un jabalí, un lobo… Y por su parte, el saltamontes tampoco faltó a su cita. Él iba acompañado por avispas, abejorros, mosquitos y arañas…
– ¡Ja, ja, ja!- rió el tigre al ver al saltamontes y a sus amigos… -¿De verdad quieres enfrentarte a nosotros con esos amigos tan ridículos? ¡Si son diminutos!
– Confío en ellos y en su fuerza- respondió orgulloso el saltamontes.
– Muy bien, pues… ¡que empiece la batalla!
Y los insectos se lanzaron a por sus enemigos sin piedad. Un aguijonazo aquí, una picadura allá… El tigre y todos sus amigos gritaban de dolor, mientras buscaban a toda velocidad la forma de escapar de allí. Nunca más el tigre osó en decirle nada al saltamontes.
Autor desconocido
Reflexión
Esta fábula corta que nos invita a reflexionar acerca del poder de los más pequeños y de la necesidad del aparentemente más fuerte de ser más humilde y menos prepotente.