El bote vacío

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Un monje al que le gustaba meditar en silencio, decidió un día subirse a un bote y remar hasta el centro de un lago. Allí estaría mucho más tranquilo y podría meditar mejor. Ya estaba en el centro del lago y cerró los ojos. ¡Qué paz se respiraba!

Pero de pronto, cuando estaba en la fase más profunda de sus reflexiones, algo golpeó su barca y le desconcentró. Le molestó tanto que pensó:

– “En cuanto abra los ojos, se va a enterar la persona que me golpeó”.

Estaba tan furioso… Sin embargo, al abrir los ojos, solo vio una barca vacía, que seguramente arrastró el viento a la deriva hacia allí. Entonces de dio cuenta de que la ira no venía del exterior, sino que residía en él.

– “Cada vez que me enoje con alguien- pensó- recordaré que ese enfado está dentro de mí».

Reflexión

La ira nace dentro de nosotros, por mucho que pensemos que el culpable está fuera… Debemos aprender a mirar dentro de nosotros, a conocernos, antes de pensar que factores externos pueden ser la causa de nuestras reacciones.

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